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Una princesa importante



Pelear desde el ego es la cuestión más extraña que se ha pensado en esta pequeña habitación. La rareza discute en la naturaleza conservada de sentirse importante. Una pequeña chica ha estado esperando a pesar de sus acuses mentales de fluir, se da cuenta de su falta de fuerza y recuerda nuevamente la situación que le avergüenza. En una noche de estómago revuelto apareció una estrellita brillante, un muchacho con ojos de fuego, un volcán. Princesa de brazos abiertos sonríe y conversa, es una linda compañera y se divierte olvidando su estómago entre el hedor de la nueva ebriedad. Es alagada, calificada y clasificada, esa noche ha sido toda ella princesa y se ha llevado el título inscrito como las verdades que hay entre las palabras. Había pensado ya en abrazar la noche con esos ojos, en derramarse transparente mientras aspira ese cuello. Sus planes incluían un pequeño detalle, ahora sabe que podría calificarse como un capricho, es más, lo acepta como tal y se arriesga a sentirse importante. Al terminar la noche, camina sola bajo el frío, la lluvia y sus ganas de ir sin afán contra los pies rápidos y temerosos. Toda ella corre hacia su hogar salvaje, con tanta dignidad como ganas de llorar por su estupidez. Alternar su necesidad física con sus pretensiones instintivas de ser ella misma es casi como esperar que el río llegue vacío al mar. Si supone sentirse mejor cuando se ha ido, no puede explicarse por qué al llegar se sienta en el piso y llora en tragos hipados con su cabeza sobre las rodillas. Un llanto frágil, unas ganas de escucharse sin hacerse muecas y querer correr por ahí con la falda arriba como si el alma no supiera de quiénes y cómo. Entonces lo recuerda, es solo una princesa importante y dormir el pensamiento sobre el ego es lo mejor que pudo hacer aquella noche.

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Libertad para hacer uso público de la razón

" Sin embargo, para esa ilustración sólo se exige libertad y, por cierto, la más inofensiva de todas las que llevan tal nombre, a saber, la libertad de hacer un uso público de la propia razón, en cualquier dominio. Pero oigo exclamar por doquier: ¡no razones! El oficial dice: ¡no razones, adiéstrate! El financista: ¡no razones y paga! El pastor: ¡no razones, ten fe! (Un único señor dice en el mundo: ¡razonad todo lo que queráis y sobre lo que queráis, pero obedeced!) Por todos lados, pues, encontramos limitaciones de la libertad. Pero ¿cuál de ellas impide la ilustración y cuáles, por el contrario, la fomentan? He aquí mi respuesta: el uso público de la razón siempre debe ser libre, y es el único que puede producir la ilustración de los hombres. El uso privado, en cambio, ha de ser con frecuencia severamente limitado, sin que se obstaculice de un modo particular el progreso de la ilustración". Kant: ¿Qué es la ilustración? (Fragmento). http://www.cibernous.com/autores/kant
Es un desespero interno, un no sé qué hacer. Es sencillamente no hallarme en ningún lado, sin razones, con las ganas bajitas, con la indecisión alborotada. Días de niña, femeninos y lunáticos... Días de encierro en el mí misma atormentador. Soy de piedra o de barro y no tengo activado en la cabeza el chip de la decisión. Bajito el ánimo, alto el sueño y el cansancio. Tal vez razones me faltan, pero no en la vida, sino en la cotidianidad. ¿What's your name? ¿What's your number? - La lluvia me atrapa, me encierra, me tumba- Pero... Los días de sol vuelven y con ellos mi energía, lo mío son las tardes brillantes. Es como si mi fuerza se recargara con el sol. Y no es que no me guste la lluvia, siempre disfruto de su sonido y a veces me parece que tiene una belleza insuperable. Pero su aparición continua me va poniendo taciturna y dormilona, y ahí es que llega todo el desespero anteriormente mencionado, aunque a veces quisiera no excusar al mundo por mis estados de áni