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Mostrando entradas de 2018

Exoesqueleto

Creo que ha muerto toda mi piel por más que me miro no me reconozco: ya no tengo el color ni la textura ni la miel, me he enroscado en un abrazo sin fondo me he abierto hacia el vacío de imagen hacia el abismo del ser. Aún me cuesta soltar esta última capa siento la carga de años en ella  -su encanto su canto- como si allí entre todas las heridas siguiera escrito el mapa y yo perdiera el rumbo por no estar al tanto, por decidir no estarlo. Saber de la mutación me saca del juego me mantiene en un letargo sin ritmos. En un proceso de construcción del ego contra la corriente de antiguos miedos y mecanismos. Finalmente la nueva cara llega luego y ese yo de siempre en el que no existimos alimenta al espíritu consumiéndose en el fuego. Y queda la muda abierta al mundo.

Barriga llena corazón contento

Tengo al amor atrapado en la barriga puedo sentirlo en formas que no se escriben: su revoloteo cuando alguien ha perdido la esperanza, su palpitar cuando alguien se besa o me besa a mí, su bailoteo en la amarga tibieza de la entraña cansada; su crepitar ante la violencia, ante el engaño, ante la incapacidad de mirar al otro. No seré quién sabe del amor pero soy su refugio y eso es lo que hay. Soy un baúl de magia antigua y quiero devolverla al mundo, porque ya su ausencia me ha partido el alma.

Telar

En la incertidumbre del saberse errante: viajero de preguntas coleccionista de posibilidades malabarista de respuestas aniquilador de certezas; está el vaivén de cada paso. El abanico del mundo abierto ante mis pies se cierra ¡clap! No hay otra opción que poner una cerca, porque mientras la energía se expande el cuerpo experimenta una pequeña porción -dentro del todo-. Los límites susurran sus nombres circundan los titubeos se cansan de ser pisoteados y hamacan sus fronteras en un florecer de consciencia. Los surcos se llenan de agua y sube la vida, porque lo que entra está sincronizado con lo que soy ahora mismo me devuelvo el poder de construirme. Comienza la energía a desplazarse y me consumo en el quéhacer, una a una las piezas se han ido juntando pero las pequeñas esquirlas siguen buscando desesperadamente, entonces lo entiendo: se juntan mientras escribo.

A solas con vos

Te veo en la ventana del más atrás Con tus labios llenitos de palabras Y la cabeza dando vueltas en los ojos Mientras deseabas mi cuerpo Y yo tus ideas. Estos días quisiera escribirte, Acariciar mi ego con tu respuesta Bailar con el ritmo de tus sueños Para sentir que tengo algo interesante qué decir Alguien incalcanzable a quién hablar. Ser un escritor por ósmosis O un soñador de mundos posibles entre los fluidos Aunque nuestros encuentros me rompieron en pedazos Tus canciones saben todavía a abrazos amargos He leído un poco de todo eso que te trajo hasta a mí y las melodías me envuelven en un atardecer en Medellín. Ya no estoy allá y tú nunca estarás aquí, Es un juego con el viento para inspirar mis ansiedades Y recordarles que vos podés cantar precisamente por esa soledad que te inunda. No he sentido cómo muere la vieja sabia Porque los insectos han dejado su rastro por toda la habitación Y yo ya sabía que no podía curarme Ya estaba dispuesta a dolerme