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Mostrando entradas de junio, 2013

La música caribeña la siente la mujer andina

La música de la tierra caliente una mujer la canta la siente en su alma amiga la escucha en un formato moderno, descubre su voz en los agudos sonidos entre el contratiempo y la cumbia. La pierde entre la teoría y la forma en la que ama la música. La distrae entre guitarras eléctricas y solo capta su voz. Los sonidos no entran en las palabras pero reconoce la idea del tambor en un mar psíquico donde la representación es ardiente no comprensible y suena en el corazón. Pasa el tiempo y vuelve a sentir un vacío: en el estómago en la garganta en la música que suena en la emisora universitaria. Camina despacio pero sus caderas van rápido, la alegría instantánea reconecta la raíz. ¡Vuelve el tambor y toca directamente el corazón! Se siente negrito con cuero madera y un millón de lombrices recorriéndole todo el cuerpo. Se siente vibrar con ganas de tocar duro el alegre sonar el grito que le falta a su voz para chispar. Tocarla desde adentro, desde el ritmo en e

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La calma que nace el día que llama, placidez encendida que yace en las ganas de quien ama. Ven acá ritmo elocuente vuelve a pasar por el agua has de este deseo ardiente un pedazo de cielo que naufraga. No soy rima, soy ritmo, soy planta, soy luz, soy palabra desesperada pero inevitablemente precisa                                                                 requisa                                                                  pesquisa                                                                   ¡malicia! y                                                                      sonrisa.

Del conspire al maquineo y del maquineo al conspire

Cuando el universo conspira a tu favor, inspira, y cuando no, estalla en vos. Entre la armonía del azar hay brillos y agujeros que los autodemoninados conspiradores vemos pasar, nos absorben tanto los agujeros que también saltamos entre las luces cayendo en pasos falsos como abismos que nos alejan de la magia. Entonces, también lo vemos mientras lo soñamos - porque soñando se anda y se ve, no mientras dormimos, mientras somos el sueño y los personajes son vivos soñantes.errantes-, y pasamos de la magia a la fantasía. Así mismo y por eso mismo, somos palabras, literatura, pintura, música, garabatos, artesanos, religiosos, mamertos y dormidos, despiertos y locos ajenos. No estamos seguros de nada, las conexiones nos llevan tumbando entre las cerradas puertas de las almas sin espíritu... y luego, te bañás en una cascada de lágrimas verdes y vibraciones eléctricas, con tanto espíritu que no tenés espacio para maquinar... Pasa la vida y días después ves con otros ojos, ves y te das c

Muchachos insensatos

La insensatez de acercarse a la muerte entre las noches y las esencias las conversaciones y los lugares, suerte muerte. Suerte que somos unos rebeldes de la luz de todo lo que hay en todos y en la nada absoluta del sol en la mañana que te recuerda la realidad y los borrachos los perdidos las angustias renovadas por la euforia nocturna. Noctámbulos vacíos hermosos. Conspiraciones mágicas, palabras y miradas, voces e historias. Todos se quedan allí pero me dejan el sabor de la alegría, de ser reales en el momento preciso y al otro día sentirse triste pensando en lo que escribió en la mañana fresca en aquella pared de una casa cualquiera con una crayola naranja: "amar y no temer" palabras simples y suaves... Pero al siguiente día comienza otra vez el ciclo, y no desde el principio, desde donde duele. ¿Hambre? ¿Temor?