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Mostrando entradas de abril, 2017

Se me rompió una aguja

Hace un tiempo comencé a bordar. Fui a una clase con una gran amiga, en la que nos encontramos a través del trabajo paciente de comprender unas puntadas básicas y colorear un mandala, entregando allí el pensamiento. Ese día fue hermoso, me conecté y salí contenta con mi kit para bordar mandalas. Terminé ese y se lo pegué a un morral que luzco orgullosa. Luego dibujé otro y comencé con las puntadas aprendidas, pero quería más, algo más complejo que ya estuviese diseñado para esas formas que se repetían y me nublaban el disfrute. Eso se convirtió en un bloqueo, como siempre que uno cree que necesita un conocimiento antes de. Meses después vino una amiga que no veía hacía rato, la vi al llegar y luego no salieron las cosas, yo estaba en casa, intentando verme a mí misma, buscando un silencio que se reía a carcajadas. Entonces volví a mirar aquel segundo mandala, y vi que podía terminarlo con lo que sabía y hasta podía intentar unas letras con las puntadas que había visto en inter

Loro

La sordidez de buscar satisfacción el fin de la semana que nunca termina un sueño agrio de alcohol y la loca camina y camina. No me mirés así luna que todos escuchan a Silvio y yo tengo lágrimas guardadas por el hombre que cuidó mi cuna. El agua de mis ojos no es alivio sigo sin entenderlo solo puedo abrazarlo y anhelo volver a verlo porque se siente un mal presagio. Padre de la madre que renuncia a cuidar madre de la raíz que ha olvidado regar. Soy un sueño y el que me soñaba renunció a la realidad. Soy una pesadilla que lo despierta cada poco no está loco ni enfermo no está dormido ni vencido. ¿Dónde está? ¿Dónde estará? No me olvidés negro vos no me enseñaste a luchar pero si a amar. A escribir cartas cursis con lo que se siente a llorar y a reír escuchando música sentimental. Ahora que escucho a los hombres de la guitarra te escucho te busco te vivo te leo pero no te encuentro. ¿Estaré buscando en