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Mostrando entradas de junio, 2010

Veinte mil leguas de viaje submarino Fragmento del capítulo XVII: Del cabo de Hornos al Amazonas

Al día siguiente, 12 de abril, durante el día, el Nautilus se aproximó a la costa holandesa, hacia la desembocadura del Maroni. Vivían en esa zona, en familia, varios grupos de vacas marinas. Eran manatís que, como el dugongo y el estelero, pertenecen al orden de los sirénidos. Estos hermosos animales, apacibles e inofensivos, de seis a siete metros de largo, debían pesar por lo menos cuatro mil kilogramos. Les hablé a Ned Land y a Conseil del importante papel que la previsora Naturaleza había asignado a estos mamíferos. Son ellos, en efecto, los que, como las focas, pacen en las praderas submarinas y destruyen así las aglomeraciones de hierbas que obstruyen la desembocadura de los ríos tropicales. -¿Sabéis lo que ha ocurrido desde que los hombres han aniquilado casi enteramente a estos útiles animales? Pues que las hierbas se han podrido y han envenenado el aire. Y ese aire envenenado ha hecho reinar la fiebre amarilla en estas magníficas comarcas. Las vegetaciones venenosas se han mu
A pedacitos, uno, dos, tres ...y siguen cayendo. Como si no importara te das cuenta que ya no sos lo mismo. ¿Pero qué sos? Soy algo pues tengo poca carne y muchos huesos y sigo latiendo. Tal vez el ritmo sea diferente, pero escucho un latir y lo siento. Quizás no lo sienta cerca y eso me asusta. Tal vez cambiar, algo que siempre ha sido tan divertido, ahora sea difícil. Primero era un juego, los sueños eran del viento y la vida no importaba, ahora me importa menos mi futuro, pero me duele mi pasado. Porque camino con "conciencia", camino sin atajos, con dolor en los pies y metiendo el corazón hasta el fondo. Ay de mi corazón, roto y sin oxígeno, ahora no ando regalando nada, me he quedado sin nada para dar. He tratado de usar la sinceridad, pero he notado que a la gente le molesta eso, le molesta la crudeza de las palabras certeras. ¿Y qué me queda? Una caricia. Una tarde. Una libreta y unos zapatos rojos. El vacío, el triste vacío.