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Mostrando entradas de febrero, 2010

Canción de la vida profunda

Hay días en que somos tan móviles, tan móviles, como las leves briznas al viento y al azar... Tal vez bajo otro cielo la Gloria nos sonría... La vida es clara, undívaga y abierta como un mar... Y hay días en que somos tan fértiles, tan fértiles, como en Abril el campo, que tiembla de pasión; bajo el influjo próvido de espirituales lluvias, el alma está brotando florestas de ilusión. Y hay días en que somos tan sórdidos, tan sórdidos, como la entraña obscura de obscuro pedernal; la noche nos sorprende, con sus profusas lámparas, en rútilas monedas tasando el bien y el mal. Y hay días en que somos tan plácidos, tan plácidos... -¡niñez en el crepúsculo! ¡lagunas de zafir! - que un verso, un trino, un monte, un pájaro que cruza, ¡y hasta las propias penas! nos hacen sonreír... Y hay días en que somos tan lúbricos, tan lúbricos, que nos depara en vano su carne la mujer; tras de ceñir un talle y acariciar un seno, la redondez de un fruto nos vuelve a estremecer. Y hay días en que somos tan l
Hay días en los que me siento sola, tal vez son días en los que abro mis sentidos y cierro la boca (cosa que no acostumbro a hacer). Los domingos generalmente son aburridos, pero me gustan. Me gusta tener tiempo para leer cosas, adelantar trabajos, ver fotos, escuchar música, hacer locha y después de todo eso pensar en qué hacer.
¡Hay que soñar! He llegado a esa conclusión nuevamente después de estar segura que vivía por mis sueños. Pero la vida te va acorralando en esquinas oscuras que a veces bajonean lo suficiente como para olvidarlos. He escuchado mil veces el discurso de proponerse metas y luchar por ellas, el problema es que no soy muy amante al futuro, me gusta vivir el instante y a veces los momentos no son tan buenos como para vivirlos sin el "empujoncito" o la motivación. Hace poco iba caminando y pensando en mi estúpida decepción de la vida y entonces suena una canción en el reproductor, el que me acompaña en las mil vueltas que hay que dar por Medellín para llegar al destino deseado, una canción que fue envolviéndome en la melodía. "Sólo es vivir y nada más" me decía doña Marta Gómez mientras la guitarra me crispaba el cuerpo, es como romanticona, pero depronto es un poco de romance y menos desespero lo que me hace falta para volver a creer. Que delicia la inocencia que antes me

Le vendo mis zapatos

Yo quiero que usted los posea, sólo usted sabría como caminar en ellos y hacerlos sentir que soy yo quien los camina. Mire que me han acompañado mucho, son los que tengo desde que empecé la universidad, si, desde aquella época donde todo era nuevo para mi, créame, ni siquiera fumaba y fíjese que ahora es a mi al que fuman. En el tiempo en que me quedaba el día entero viendo su pelo, que desprendía un brillo tan hermoso como el olor de un cartucho recién cortado. Y ahora, sólo tiene esa maraña de color extraño que usted misma se ha encargado de formar. No es que quiera unos nuevos, estos me gustan,pero he decididido que debe comprármelos. Si usted es inteligente, entenderá que estamos menos cerca de lo que estaríamos si los tuviese, bueno, puede no ponérselos, pero eso sí, debe tenerlos consigo. ¿Cuánto valén?, veo que no está muy convencida de comprarlos, pero si le digo el precio tal vez se anime: solamente necesito esa flor que ha traído hoy en su oreja, bueno, no la necesito, creo q