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Centrando

Caminando por San Juan con el ruido de los carros, los buses, las personas; todos de aquí para allá, donde se imponen unas escaleras larguísimas que me dejan sin aliento al subir, llego y descargo todo lo que tengo en ese mueble que esta en toda la oriental como a tres o cuatro cuadras de donde terminan las escaleras, me siento y respiro. Diagonal al lugar donde me encuentro está mi mamá, ahí parada con su sonrisa sirviendo un jugo por toda la esquina donde se unen la oriental y la playa, me lo entrega, conversamos... Después llega Manuela, mi hermana, en un Coonatra tras un largo día, ella está en la esquina opuesta y dice que necesita comer; y no es necesario que lo diga, mi mamá ya está atenta a tener todo bien puesto en el separador de la playa para que comamos. Es así en esa esquina donde se encuentran los principales elementos para la reunión familiar, con el televisor al frente de donde venden hamburguesas o cualquier manjar que desee. Sí, ahí donde mi mamá con su modernismo atravesado tiene su propio negocio de comidas, claro que lo abre cuando quiere, porque a veces a Manue y a mi nos toca atenderlo, con ese ruido que se entra por la ventana, el sol, el gato, los buses, los pitos, el ruido del televisor; y mi mamá ahí tan inmóvil y tan indescriptible como siempre.

Creo que no conozco todavía bien mi casa, hace poco estamos acá, no me sé bien el nombre de las calles, las esquinas y los lugares; esto es grande y nos toca adueñarnos poco a poco de nuestro espacio, cambiar es difícil, y aunque siempre hemos estado acá, en esta familia, adaptarse al espacio es cosa seria, comenzando porque esto es lo que determina, casi siempre, las interacciones, así sea para un saludo, una pequeña conversación o una comida juntos; con ese agite, ese trajín de ir y hacer todo lo que está en cada uno, detrás de lo que buscamos, que no necesariamente esté muy cerca de esas calles, para alguno está más al norte o al sur, arriba o abajo. Pero estoy segura que siempre nos centraremos en este lugar, por necesidad o diversión; porque está en el camino para ir a cualquier lugar, allí nos encontraremos, nosotras y los emboladores, nosotras y los vendedores, nosotras y la ciudad.

Comentarios

Esteban ha dicho que…
Está super bueno. Que bien que sigas poniendo tus escritos aquí.

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Libertad para hacer uso público de la razón

" Sin embargo, para esa ilustración sólo se exige libertad y, por cierto, la más inofensiva de todas las que llevan tal nombre, a saber, la libertad de hacer un uso público de la propia razón, en cualquier dominio. Pero oigo exclamar por doquier: ¡no razones! El oficial dice: ¡no razones, adiéstrate! El financista: ¡no razones y paga! El pastor: ¡no razones, ten fe! (Un único señor dice en el mundo: ¡razonad todo lo que queráis y sobre lo que queráis, pero obedeced!) Por todos lados, pues, encontramos limitaciones de la libertad. Pero ¿cuál de ellas impide la ilustración y cuáles, por el contrario, la fomentan? He aquí mi respuesta: el uso público de la razón siempre debe ser libre, y es el único que puede producir la ilustración de los hombres. El uso privado, en cambio, ha de ser con frecuencia severamente limitado, sin que se obstaculice de un modo particular el progreso de la ilustración". Kant: ¿Qué es la ilustración? (Fragmento). http://www.cibernous.com/autores/kant
Es un desespero interno, un no sé qué hacer. Es sencillamente no hallarme en ningún lado, sin razones, con las ganas bajitas, con la indecisión alborotada. Días de niña, femeninos y lunáticos... Días de encierro en el mí misma atormentador. Soy de piedra o de barro y no tengo activado en la cabeza el chip de la decisión. Bajito el ánimo, alto el sueño y el cansancio. Tal vez razones me faltan, pero no en la vida, sino en la cotidianidad. ¿What's your name? ¿What's your number? - La lluvia me atrapa, me encierra, me tumba- Pero... Los días de sol vuelven y con ellos mi energía, lo mío son las tardes brillantes. Es como si mi fuerza se recargara con el sol. Y no es que no me guste la lluvia, siempre disfruto de su sonido y a veces me parece que tiene una belleza insuperable. Pero su aparición continua me va poniendo taciturna y dormilona, y ahí es que llega todo el desespero anteriormente mencionado, aunque a veces quisiera no excusar al mundo por mis estados de áni