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Cavilaciones estúpidas de un desesperado - Los recuerdos-

Sigo atenta. Espero el momento en el que los recuerdos se consumen y se alejan, espero ver que pasen y se queden atrapados en la enredadera de la entrada principal. Dicen que uno guarda los buenos momentos y que de los malucos solo quedan enseñanzas, pero yo sigo acá, creyendo que los recuerdos viven siempre a mi lado, latentes, vibrantes. Somos los pasos que hemos dado, las palabras que hemos dicho, los pensamientos que nos han hecho volar, somos nuestros deseos, en fin, somos humo y el humo se queda rondando en algún lugar de la atmósfera mientras se aleja del cuerpo. Expiramos vida y aspiramos toda la mierda que se nos pasa por delante, y el cuerpo es la praxis de esa vida que decimos tener, podríamos consumirla o guardarla dentro de una cajita donde sólo hay comida saludable, ejercicio y pastillas para el dolor de cabeza. ¡Ja! Que vida, que recuerdos, que poco tiempo son 5 años, cuánto he cambiado y han cambiado todos.

- Buscarse, no encontrarse, consumirse al son del sol y los cigarrillos -

Todavía espero una señal del más allá, claro está que no me preocupa si llega o no, la mayor parte del tiempo creo que no hay tal cosa, pero me excita esperar. Nunca ha dicho nada y parece que no lo dirá, todo lo que era lo dejó acá, tal vez reencarnó en un roble (porque a eso se parecía, fuerte, imponente y generoso) y se olvidó de su vida anterior, quizá se convirtió en cenizas y, según lo que tengo entendido, las cenizas no pueden recordar. Guardo sus besos y todo lo que dijo alguna vez, guardo su imagen y a veces sueño otra, no quiero pensar en su misteriosa partida, acá estoy yo y están todos los que salieron de él, creo que eso es suficiente y si la vida cambió es porque "la materia no se destruye, sólo se transforma". Entonces creo que su transformación incluye la pérdida de la razón y la capacidad para recordar y comunicarse.

De cualquier manera amo que los recuerdos puedan moverme y aunque quisiera deshacerme de muchos, están ahí y para algo servirán. Soy mis recuerdos y mis sueños amarrados por la fragilidad del presente. Y pienso gastarme, consumirme y acabarme, para eso estamos y creo que los buenos recuerdos son ese placer y ese dolor que siente el cuerpo.

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Libertad para hacer uso público de la razón

" Sin embargo, para esa ilustración sólo se exige libertad y, por cierto, la más inofensiva de todas las que llevan tal nombre, a saber, la libertad de hacer un uso público de la propia razón, en cualquier dominio. Pero oigo exclamar por doquier: ¡no razones! El oficial dice: ¡no razones, adiéstrate! El financista: ¡no razones y paga! El pastor: ¡no razones, ten fe! (Un único señor dice en el mundo: ¡razonad todo lo que queráis y sobre lo que queráis, pero obedeced!) Por todos lados, pues, encontramos limitaciones de la libertad. Pero ¿cuál de ellas impide la ilustración y cuáles, por el contrario, la fomentan? He aquí mi respuesta: el uso público de la razón siempre debe ser libre, y es el único que puede producir la ilustración de los hombres. El uso privado, en cambio, ha de ser con frecuencia severamente limitado, sin que se obstaculice de un modo particular el progreso de la ilustración". Kant: ¿Qué es la ilustración? (Fragmento). http://www.cibernous.com/autores/kant
Es un desespero interno, un no sé qué hacer. Es sencillamente no hallarme en ningún lado, sin razones, con las ganas bajitas, con la indecisión alborotada. Días de niña, femeninos y lunáticos... Días de encierro en el mí misma atormentador. Soy de piedra o de barro y no tengo activado en la cabeza el chip de la decisión. Bajito el ánimo, alto el sueño y el cansancio. Tal vez razones me faltan, pero no en la vida, sino en la cotidianidad. ¿What's your name? ¿What's your number? - La lluvia me atrapa, me encierra, me tumba- Pero... Los días de sol vuelven y con ellos mi energía, lo mío son las tardes brillantes. Es como si mi fuerza se recargara con el sol. Y no es que no me guste la lluvia, siempre disfruto de su sonido y a veces me parece que tiene una belleza insuperable. Pero su aparición continua me va poniendo taciturna y dormilona, y ahí es que llega todo el desespero anteriormente mencionado, aunque a veces quisiera no excusar al mundo por mis estados de áni