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¡Ay Luna!

Me bendices con tu rezo
mientras yo juego a saborear
el infierno blanco como si creyera.
Mi fé incansable me lanza al atisbo
y te encuentro débil y hueles a tierra.

Entreabierta y sincera
sangre real y rica,
soy la tierra fértil
ladrando.

Toco mi cara contra tu piel,
querida Hemoglobina.
Canto y me alegro de sentirte,
no vuelvas a ausentarte
tanto el ausente como usted
y yo
somos parte de la naturaleza Fem
Femme Belle.

Nuestro poder
engendra las nubes de todas
las bifurcadas nociones de hombre,
incluso de los fracasados.
Esos fueron culpables del susto que da
sentirse sin raíz.

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