Yo quiero que usted los posea, sólo usted sabría como caminar en ellos y hacerlos sentir que soy yo quien los camina. Mire que me han acompañado mucho, son los que tengo desde que empecé la universidad, si, desde aquella época donde todo era nuevo para mi, créame, ni siquiera fumaba y fíjese que ahora es a mi al que fuman. En el tiempo en que me quedaba el día entero viendo su pelo, que desprendía un brillo tan hermoso como el olor de un cartucho recién cortado. Y ahora, sólo tiene esa maraña de color extraño que usted misma se ha encargado de formar.
No es que quiera unos nuevos, estos me gustan,pero he decididido que debe comprármelos. Si usted es inteligente, entenderá que estamos menos cerca de lo que estaríamos si los tuviese, bueno, puede no ponérselos, pero eso sí, debe tenerlos consigo.
¿Cuánto valén?, veo que no está muy convencida de comprarlos, pero si le digo el precio tal vez se anime: solamente necesito esa flor que ha traído hoy en su oreja, bueno, no la necesito, creo que eso valen mis zapatos. Desde aquí puedo olerla, su color me atrae y hasta me siento excitado pensando en besarla cual si besara su oreja. Pero no me mire así, yo sólo quiero que esa flor muera a mi lado, con el roce de su piel y los pétalos, con la certeza de que gracias a ella, usted tendrá mis zapatos.
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¡Alegría!