Ir al contenido principal

La música caribeña la siente la mujer andina

La música de la tierra caliente
una mujer la canta
la siente en su alma amiga
la escucha en un formato moderno,
descubre su voz en los agudos sonidos
entre el contratiempo y la cumbia.

La pierde entre la teoría y
la forma en la que ama la música.
La distrae entre guitarras eléctricas y
solo capta su voz.
Los sonidos no entran en las palabras
pero reconoce la idea del tambor
en un mar psíquico
donde la representación es ardiente
no comprensible
y suena en el corazón.

Pasa el tiempo y vuelve a sentir un vacío:
en el estómago
en la garganta
en la música que suena
en la emisora universitaria.
Camina despacio pero sus caderas van rápido,
la alegría instantánea reconecta la raíz.
¡Vuelve el tambor y toca directamente el corazón!

Se siente negrito con cuero madera
y un millón de lombrices recorriéndole todo el cuerpo.
Se siente vibrar con ganas de tocar duro el alegre sonar
el grito que le falta a su voz para chispar.

Tocarla desde adentro, desde el ritmo
en el corazón del caribe
y lo que se siente ser andino bambuco
con ganas de moverse al ritmo del lejano mar.

Sin preguntas me pregunto
estas ansias de navegar
este airecito salado
estas caderas inquietas
de la mujer
que acaba de nacer.

Comentarios

Entradas populares de este blog

Una pequeña persona

Soy una persona pequeña. Esa particularidad me ha obligado a mirar por encima de mi cuerpo para buscar en los ojos de las otras personas. También me permite encontrar lugares secretos como rincones y esquinas en los que logro entrar con facilidad. Por eso fui buena para jugar a las escondidas cuando era una niña (todavía lo soy). Llena de curiosidad estaba constantemente cultivando la flexibilidad de mi cuerpo.    Recuerdo específicamente que me gustaba jugar Botetarro . Nuestra versión consistía en patear una botella de plástico lo más lejos posible y correr a esconderse, mientras la niña que quedaba iba a recuperar la botella y se devolvía de espaldas hasta el lugar inicial. Luego, ella dejaba la botella en este lugar y buscaba a los demás para volver a tocarla mientras gritaba el nombre de la persona que había encontrado. Lo más emocionante para mí era que teníamos la posibilidad de correr y de llegar antes que esa persona para patear la botella. Esto hacía que el jueg...

Sustento de tierra dulce

Imagino que soy sin este cuerpo un saber ser, un absoluto que no se pregunta por lo absurdo y mucho menos por lo abstracto. Esa imagen que no es táctil me sabe a humo y sube hasta lo que sabemos es la atmósfera que nos cobija la vida. Me separo de lo que soy para intentar amar sin nudos que me nublen la posibilidad de crecer e intento romper esa fina capa de oxígeno que nos contiene. Ingenio una vía hacia la estrella más cercana y me solidarizo con un calor que ya no siento, pero aún lo recuerdo, y ahora más que nunca resisto. Más y allá comienza la fusión con ese fuego que enceguece y del que no quedan formas ni ataduras terrenales. Saber y sentir son pasados de lo que ya esta nada en la que me he convertido no tiene el más mínimo reflejo. Dispersa en lo lácteo de mi camino me he tropezado con los límites del universo conocido: la materia oscura, el túnel hacia otra dimensión que no requiero porque ya no existe la curiosidad con la que comencé este viaje, no existo yo, así en masculin...

Exoesqueleto

Creo que ha muerto toda mi piel por más que me miro no me reconozco: ya no tengo el color ni la textura ni la miel, me he enroscado en un abrazo sin fondo me he abierto hacia el vacío de imagen hacia el abismo del ser. Aún me cuesta soltar esta última capa siento la carga de años en ella  -su encanto su canto- como si allí entre todas las heridas siguiera escrito el mapa y yo perdiera el rumbo por no estar al tanto, por decidir no estarlo. Saber de la mutación me saca del juego me mantiene en un letargo sin ritmos. En un proceso de construcción del ego contra la corriente de antiguos miedos y mecanismos. Finalmente la nueva cara llega luego y ese yo de siempre en el que no existimos alimenta al espíritu consumiéndose en el fuego. Y queda la muda abierta al mundo.