El tiempo se ha quedado dormido,
insolentemente.
El tiempo se ha ido despacio, sin alarmas, sin necesades.
Horas, años, días, meses, siglos, inventos humanos que soportan en sí la existencia de aquella dimensión. Tiempo falso, tiempo libre, tiempo muerto...
¿Exactitud?
Solo los compromisos saben recordar aquella palabra.
Un día más, un día menos, en el mismo lugar, con la misma sensación.
El tiempo se ha quedado dormido,
Insensiblemente.
Tras mi ahogo entre las horas,
tras la espera de que pase la vanidad de un lunes o un jueves quizá.
Y vienen "fechas" que me recuerdan que el tiempo ha pasado. Pero no delante de mí, no ha ido caminando en el roce de mi piel, pues yo sigo acá y para mí, el tiempo se ha quedado atrás.
Y hay días que dicen que estás creciendo, hay años que dicen que ya has acabado con una etapa de tu vida, hay horas que dicen qué será de ti, pero también hay días (y estos abundan) que no dicen nada. Es por esto que me consume la necesidad de leer, escuchar, ver, sentir y besar, para que los días dejen su pisada en mi cotidianidad. No espero vivir en días llenos de aventuras, ni estar siempre en la hora de té. No espero que las cosas pasen a la velocidad de la luz o del sonido. -Del tiempo no espero nada-.
Me aturde mi relación con él, que empaña mi modo de vivir, atormenta a la señora puntualidad y me aleja cada vez más del orden y la realidad. Me asombra su capacidad de reducción, cómo años tortuosos de guerra, hambre y catástrofes pueden ser reducidos a cifras, a lapsos.
- ¿Cuánto es mucho tiempo?
- ¿Cuánto es poco tiempo?
Señores: al tiempo hay que despertarlo, por más inventado y confuso que sea.
Comentarios
Comunicación y acción.
Esteban el tiempo no pasa para nosotros, pero no porque sea asolapado simplemente, también porque algunos no lo entendemos aún.
Gracias por comentar.
Un abrazo!
Carolina.