Ir al contenido principal

Ella

Si caminamos más despacio te cansarás menos, igual llegaremos, dejá el desespero. Si ya sé, siempre es lo mismo, siempre dices que eres una desesperada y que no puedes contener tu impaciencia. Pero puedes intentar relajarte ¿no? Ah no te estoy regañando, vos siempre tan a la defensiva. Si quiere siga corriendo, llega más rápido y puede saciar su paciencia, pero eso sí, acuérdese que el camino es largo y depronto se cansa tanto que tiene que parar para recuperar sus energías. Yo se linda que no es fácil, que quieres verlo con tus propios ojos, yo también.

¿Estás cansada? Eso pasa por correr tanto, dale, sientate ahí, tranquila toma un poco de agua, falta poco.

-Y nos fuimos caminando hasta llegar a la cima, nunca pude con su desespero, ella siempre es así y aún no tiene la capacidad de controlarlo. Cuando llegamos salió una lágrima de su ojo derecho y se tapó la cara con los brazos explotando en llanto.

- No llores preciosa que el dolor de piernas se pasa con un beso, tranquila, disfruta del paisaje. Llegamos al fin y eso era lo que querías. Mira ahora mismo está atarde...

- Ella inmediatamente separó sus manos de su cabeza, se quedó perpleja y sonriente mirando el horizonte. Sus ojos se llenaron de luz, se veían brillantes con el reflejo de los rayos solares que aún se escapaban por encima de la montaña. Ahí ella y yo olvidamos todo, su cansancio e impaciencia quedaron atrás y volvio a su tranquilidad acostumbrada. Era tan bella, era siempre tan ella...



Comentarios

Entradas populares de este blog

Una pequeña persona

Soy una persona pequeña. Esa particularidad me ha obligado a mirar por encima de mi cuerpo para buscar en los ojos de las otras personas. También me permite encontrar lugares secretos como rincones y esquinas en los que logro entrar con facilidad. Por eso fui buena para jugar a las escondidas cuando era una niña (todavía lo soy). Llena de curiosidad estaba constantemente cultivando la flexibilidad de mi cuerpo.    Recuerdo específicamente que me gustaba jugar Botetarro . Nuestra versión consistía en patear una botella de plástico lo más lejos posible y correr a esconderse, mientras la niña que quedaba iba a recuperar la botella y se devolvía de espaldas hasta el lugar inicial. Luego, ella dejaba la botella en este lugar y buscaba a los demás para volver a tocarla mientras gritaba el nombre de la persona que había encontrado. Lo más emocionante para mí era que teníamos la posibilidad de correr y de llegar antes que esa persona para patear la botella. Esto hacía que el jueg...

Sustento de tierra dulce

Imagino que soy sin este cuerpo un saber ser, un absoluto que no se pregunta por lo absurdo y mucho menos por lo abstracto. Esa imagen que no es táctil me sabe a humo y sube hasta lo que sabemos es la atmósfera que nos cobija la vida. Me separo de lo que soy para intentar amar sin nudos que me nublen la posibilidad de crecer e intento romper esa fina capa de oxígeno que nos contiene. Ingenio una vía hacia la estrella más cercana y me solidarizo con un calor que ya no siento, pero aún lo recuerdo, y ahora más que nunca resisto. Más y allá comienza la fusión con ese fuego que enceguece y del que no quedan formas ni ataduras terrenales. Saber y sentir son pasados de lo que ya esta nada en la que me he convertido no tiene el más mínimo reflejo. Dispersa en lo lácteo de mi camino me he tropezado con los límites del universo conocido: la materia oscura, el túnel hacia otra dimensión que no requiero porque ya no existe la curiosidad con la que comencé este viaje, no existo yo, así en masculin...

Exoesqueleto

Creo que ha muerto toda mi piel por más que me miro no me reconozco: ya no tengo el color ni la textura ni la miel, me he enroscado en un abrazo sin fondo me he abierto hacia el vacío de imagen hacia el abismo del ser. Aún me cuesta soltar esta última capa siento la carga de años en ella  -su encanto su canto- como si allí entre todas las heridas siguiera escrito el mapa y yo perdiera el rumbo por no estar al tanto, por decidir no estarlo. Saber de la mutación me saca del juego me mantiene en un letargo sin ritmos. En un proceso de construcción del ego contra la corriente de antiguos miedos y mecanismos. Finalmente la nueva cara llega luego y ese yo de siempre en el que no existimos alimenta al espíritu consumiéndose en el fuego. Y queda la muda abierta al mundo.