Si caminamos más despacio te cansarás menos, igual llegaremos, dejá el desespero. Si ya sé, siempre es lo mismo, siempre dices que eres una desesperada y que no puedes contener tu impaciencia. Pero puedes intentar relajarte ¿no? Ah no te estoy regañando, vos siempre tan a la defensiva. Si quiere siga corriendo, llega más rápido y puede saciar su paciencia, pero eso sí, acuérdese que el camino es largo y depronto se cansa tanto que tiene que parar para recuperar sus energías. Yo se linda que no es fácil, que quieres verlo con tus propios ojos, yo también.
¿Estás cansada? Eso pasa por correr tanto, dale, sientate ahí, tranquila toma un poco de agua, falta poco.
-Y nos fuimos caminando hasta llegar a la cima, nunca pude con su desespero, ella siempre es así y aún no tiene la capacidad de controlarlo. Cuando llegamos salió una lágrima de su ojo derecho y se tapó la cara con los brazos explotando en llanto.
- No llores preciosa que el dolor de piernas se pasa con un beso, tranquila, disfruta del paisaje. Llegamos al fin y eso era lo que querías. Mira ahora mismo está atarde...
- Ella inmediatamente separó sus manos de su cabeza, se quedó perpleja y sonriente mirando el horizonte. Sus ojos se llenaron de luz, se veían brillantes con el reflejo de los rayos solares que aún se escapaban por encima de la montaña. Ahí ella y yo olvidamos todo, su cansancio e impaciencia quedaron atrás y volvio a su tranquilidad acostumbrada. Era tan bella, era siempre tan ella...
¿Estás cansada? Eso pasa por correr tanto, dale, sientate ahí, tranquila toma un poco de agua, falta poco.
-Y nos fuimos caminando hasta llegar a la cima, nunca pude con su desespero, ella siempre es así y aún no tiene la capacidad de controlarlo. Cuando llegamos salió una lágrima de su ojo derecho y se tapó la cara con los brazos explotando en llanto.
- No llores preciosa que el dolor de piernas se pasa con un beso, tranquila, disfruta del paisaje. Llegamos al fin y eso era lo que querías. Mira ahora mismo está atarde...
- Ella inmediatamente separó sus manos de su cabeza, se quedó perpleja y sonriente mirando el horizonte. Sus ojos se llenaron de luz, se veían brillantes con el reflejo de los rayos solares que aún se escapaban por encima de la montaña. Ahí ella y yo olvidamos todo, su cansancio e impaciencia quedaron atrás y volvio a su tranquilidad acostumbrada. Era tan bella, era siempre tan ella...
Comentarios