La piedra y la yedra
la canción
el desespero.
Y todo eso en uno, como si uno fuera posible,
uno en todos, todas las voces y los demonios.
Ni ángel ni olvido, todo eso se ha perdido.
Y entonces conocerse es preciso
imposible
¿conocer a quién?
a todos,
a ellos,
a los que te habitan y te atan.
Y no sos ninguno.
Ninguno te llamás
o jugás como el poeta a nombrarlos
a escribir como si cada uno
¿te perteneciera?
o existiera individualmente
en la cabeza,
en el corazón,
en la escritura.
Llamarlos con seriedad
a reunirse
a volverse uno.
Uno para todos los días
pero sin días
ni espacios
solo uno.
Como si ese uno existiera.
la canción
el desespero.
Y todo eso en uno, como si uno fuera posible,
uno en todos, todas las voces y los demonios.
Ni ángel ni olvido, todo eso se ha perdido.
Y entonces conocerse es preciso
imposible
¿conocer a quién?
a todos,
a ellos,
a los que te habitan y te atan.
Y no sos ninguno.
Ninguno te llamás
o jugás como el poeta a nombrarlos
a escribir como si cada uno
¿te perteneciera?
o existiera individualmente
en la cabeza,
en el corazón,
en la escritura.
Llamarlos con seriedad
a reunirse
a volverse uno.
Uno para todos los días
pero sin días
ni espacios
solo uno.
Como si ese uno existiera.
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