Vida/Muerte/Vida
“Río bajo el Río” – Luz del abismo - La Huesera.*
Abrimos un abismo de espacio y
tiempo para emprender el viaje en el que nos encontramos con lo que no somos,
porque al saltar soltamos ese único que éramos y nos alejamos del mundo que habíamos
construido para evadir la realidad radical, nos desviamos del camino de
salvación, la esencia de nuestras escuálidas formas. Cambiamos de dirección y
ahora siento que también de dimensión, es la única manera de separar esa masa
esencial que fuimos al encontrarnos y tocarnos. Encontré un túnel de gusano en
el que sufrí y me dolí yendo hacia ese lugar desconocido en el que me encuentro
ahora, en otra dimensión, otra ¿realidad? En este espacio no te siento real, no
te recuerdo ni te nombro, no existís… sos la sombra de la fuerza vital que infundió
el aliento a este pedazo de estrella que se ha perdido en el cosmos. No estás
acá porque sos todo lo que hay alrededor moviendo la energía y llenándolo con
materia oscura y difusa (oscuro porque te he manchado con tinta – pero sos
claro-), yo soy lo que hay de ti en este extraño mundo. Ahora sé que el ciclo
de muerte ha iniciado, es más, he muerto al atravesar el puente entre ese mundo
que pusimos sobre la nube de polvo y el espacio en el que existimos
individualmente. Pero no siento angustia, creo que la tristeza se ha ido con el
asombro de este fangoso lugar que ahora piso. No me preocupa pensarte, no puedo
ni siquiera recordar el olvido del renacimiento que emana en esta fría muerte y
que escapa a mi entendimiento. Puedo pensarlo como las estrellas brillantes que
se chocan y se queman para repelerse y engendrar la energía de la dispersión
cuántica, y ya sé que tuvimos muchos años para marcar la órbita en la que el ciclo
vuelve y renace: buscamos madera y construimos un muelle largo para el regreso
al puerto, encontramos focas que con sus pieles procuraron aceite al faro
brillante que dejamos cerca de la playa para no perdernos. Eso es como el
hálito mismo que me permite no pensarte
con tristeza, para no extrañarte sino sentirte en todo el espacio. Acá donde estoy mi muchacho no estás como el
chico sonriente que quiero abrazar contra mi pecho para proteger la mágica
forma de amar y sufrir que emana de tu ser, ¿dónde estará tu cuerpo viviente
jugando con el tesoro que hay en tu corazón, tu gentileza? Yo creo que también
decidiste alejarte del mundo aquel, pero lo hiciste en una barcaza repleta de
mermelada, yerba y vino para irte con calma, y tal vez encallar en las islas
que alguna vez visitaste antes de volvernos náufragos de este amor.
¿Quién cuida ahora de nuestro
hogar?
Va a llenarse de maleza, de
largas ramas que ocultan todo, arbustos repletos de llanto y frutos del dolor,
pero estarán ahí las flores naranja y los besitos rosados llenando todo de
color, para que a nuestro regreso nos inunde el olor de la primavera y podamos
amarnos sintiéndonos flotar y alucinar en ese camino en el que estamos tomados
de la mano.
* Mujeres que Corren con los Lobos, Clarissa Pinkola Estés.
* Mujeres que Corren con los Lobos, Clarissa Pinkola Estés.
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