Aguas azules que arremeten contra los cuerpos frágiles de individuos mecánicos. El buso y la sombrilla, el gorro y las medias. Ay de mi sin los hombros al viento y con las rodillas temblorosas. La lluvia suena bien, pero el frío me parte en pedacitos. Lo bueno es que se notarán menos mis lágrimas por estos días.
No seré miel, pero tengo algo de dulce y pegajoso. No seré agua, pues no he sido transparente. No soy del todo negra y por eso tampoco seré carbón. No vengo a salvarme, pues entiendo que no tengo salvación. Voy a caminar hasta que me canse, después dormiré sobre la pradera del placer. Verdosa, amarillenta y silenciosa, porque he manchado mi alma. Ya no seré alma, porque de la tierra soy. Y no seré tierra tampoco, pues aquí me tienes civilización. Y cuando despierte y deje de escuchar esa canción, allí estarás con esa sonrisa que me llena de aliento y me recuerda que viento y ceniza soy.
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