La piedra y la yedra la canción el desespero. Y todo eso en uno, como si uno fuera posible, uno en todos, todas las voces y los demonios. Ni ángel ni olvido, todo eso se ha perdido. Y entonces conocerse es preciso imposible ¿conocer a quién? a todos, a ellos, a los que te habitan y te atan. Y no sos ninguno. Ninguno te llamás o jugás como el poeta a nombrarlos a escribir como si cada uno ¿te perteneciera? o existiera individualmente en la cabeza, en el corazón, en la escritura. Llamarlos con seriedad a reunirse a volverse uno. Uno para todos los días pero sin días ni espacios solo uno. Como si ese uno existiera.
Soy un gato de mí que escribe