En el azul más profundo e infinito  aunque las aguas marinas parecen un cielo del mundo gelatinoso.   En la mirada más clara y brillante  aunque el miedo parece revelarnos por dentro cuando rogamos piedad.   En los cantos celestiales y los colores eternos  aunque Celeste canta mejor cuando tiene un amor amarrado al estómago.   En las brisas y las sonrisas, en ese airecito que sale tras el llanto que necesita otra razón para salir más deprisa. En mi alma variopinta que parece ensancharse entre el horizonte y ese cielo, ese que me recuerda todo el tiempo mi nimiedad.
Soy un gato de mí que escribe