Al día siguiente, 12 de abril, durante el día, el Nautilus se aproximó a la costa holandesa, hacia la desembocadura del Maroni. Vivían en esa zona, en familia, varios grupos de vacas marinas. Eran manatís que, como el dugongo y el estelero, pertenecen al orden de los sirénidos. Estos hermosos animales, apacibles e inofensivos, de seis a siete metros de largo, debían pesar por lo menos cuatro mil kilogramos. Les hablé a Ned Land y a Conseil del importante papel que la previsora Naturaleza había asignado a estos mamíferos. Son ellos, en efecto, los que, como las focas, pacen en las praderas submarinas y destruyen así las aglomeraciones de hierbas que obstruyen la desembocadura de los ríos tropicales. -¿Sabéis lo que ha ocurrido desde que los hombres han aniquilado casi enteramente a estos útiles animales? Pues que las hierbas se han podrido y han envenenado el aire. Y ese aire envenenado ha hecho reinar la fiebre amarilla en estas magníficas comarcas. Las vegetaciones venenosas se han mu...
Soy un gato de mí que escribe